Stop ciberdelitos

El ordenador, la tablet, el móvil, forman parte de nuestro mobiliario personal, son nuestros compañeros de estudio, comunicación, divertimento y juego. Quizá por ello resulta tan difícil ponernos en alerta cuando los estamos utilizando. Sin embargo, ya, hoy en día es la mayor fuente de peligro a la hora de ser víctimas de un delito.

La mayoría de los delitos conocidos son susceptibles de cometerse por internet, incluso aquellos que han requerido siempre una actividad física directa sobre la víctima, la llegada del internet de las cosas puede convertir a estas en un instrumento directo que sustituye la mano del autor. (Pensemos en un coche autónomo que interceptado por un hacker nos lanza contra un muro a la máxima velocidad).

Pero a nivel más básico, cada día se cometen innumerables delitos contra el honor, la intimidad, contra el patrimonio, contra la libertad etc. Según el Observatorio Español de Delitos Informáticos, durante el año 2020 se cometieron más de 200.000 delitos de esta naturaleza, duplicando la cifra del año anterior y con una tendencia al alza de manera progresiva. Si tenemos en cuenta, además, que la mayoría de estos delitos no se denuncian, sobre todo si se producen en grado de tentativa, el número real de tales delitos se multiplica sin duda varias veces.

Los delincuentes desplazan hoy sus objetivos, del ámbito más personal, al empresarial donde saben que el efecto de su acción puede tener una mayor recompensa económica, es de todos conocido el llamado ransomwear, por el cual encriptan nuestros sistemas y nos piden un rescate para liberarlos, o los ataques de diversa naturaleza a las compañías para debilitarlas frente a los competidores. Incluso la propia Administración Pública es objeto de tales ataques.

Debemos reforzar la seguridad de las compañías, sobre todo las pequeñas y medianas empresas. Todas son potenciales objetivos y antes o después sufrirán un ataque.

Pero debemos preguntarnos por qué proliferan este tipo de delitos:

  • 1.- La falta de percepción de riesgo o peligro directo de las víctimas.
  • 2.- La constante evolución tecnológica de los ciberdelincuentes, que hace difícil estar al día, no sólo a los usuarios, sino también a los profesionales del ámbito policial o judicial.
  • 3.- La facilidad de ocultación de los autores a través de mecanismos que hacen prácticamente imposible su identificación.
  • 4.- La posibilidad de cometer el delito desde la distancia o desde un país distinto a aquel donde se producen las consecuencias de este.
  • 5.- La gran rentabilidad y opacidad económica de estos delitos. La posibilidad de operar con criptomonedas dificulta el rastreo del dinero que generan esas actividades delictivas.
  • 6.- Inexistencia de una estructura judicial internacional eficaz y operativa. El convenio de Budapest de 2001 no establece criterios rígidos de competencia, sino simplemente una llamada a la buena voluntad y a la cooperación.

En esta situación, deben tomarse medidas de manera inmediata, porque de lo contrario la situación de inseguridad en el uso de la red, dificultará la convivencia social y el normal desarrollo de las actividades empresariales. La red es una estructura global mundial, y los delitos cometidos en la misma o a través de ella, deben abordarse de manera global. Esta es la verdadera globalización.

Las medidas a tomar, para afrontar este problema podemos resumirlas en:

  • 1.- Formación continuada de las personas y desde la infancia, en la utilización de los instrumentos tecnológicos y sus riesgos.
  • 2.- Creación de un Código penal internacional para delitos en la red.
  • 3.- Creación de una Fiscalía y un Tribunal internacional, con delegaciones en todos los países, con máximas competencias, para la tramitación de este tipo de delitos.
  • 4.- Implementar un sistema de identificación biométrico que impida la navegación por la red de forma anónima.
  • 5.- Controlar el movimiento de las criptomonedas en la red.

Todas las asociaciones de empresarios deberán poner el máximo empeño para concienciar y apoyar a sus asociados y para que desde los estados se tomen medidas antes de que sea demasiado tarde.

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